viernes, abril 22, 2005

NOTAS DEL DIRECTOR

LA PRODUCCIÓN

La idea de este documental (seguir minuto a minuto la vida de un niño saharaui que viene a pasar sus vacaciones a España) es sencilla, pero su producción no lo ha sido. No es fácil trabajar en el desierto, con temperaturas de 48 grados a la sombra y tormentas de arena. No es fácil trabajar con niños, y menos si sólo hablan hassanie. Y no es fácil tampoco encontrar una familia española que esté dispuesta a que dos tipos les sigan a todas partes con una cámara y un micrófono durante todo el verano. Pero hemos tenido suerte y hemos conseguido lo que queríamos. Es verdad que muchas veces hemos estado al borde del desastre, con la mitad de nuestro material técnico perdido por los aeropuertos argelinos o retenidos por los militares por rodar en sus instalaciones. Pero al final nada de eso tiene importancia. Cuando te sientas frente a la pantalla y ves a Susu viendo el mar por primera vez, piensas que todo ha merecido la pena.
Susu ha vivido un verano inolvidable. Estoy convencido de que pocas experiencias en su vida le van a impresionar y a marcar tanto como lo ha hecho este viaje al “mundo civilizado”. Me siento un enorme privilegiado por haber podido vivir esas experiencias junto a él y espero haber sido capaz de transmitir en el documental al menos una pequeña porción de esas emociones.


LA DIRECCIÓN

Desde que empezamos a trabajar en el proyecto teníamos claro que queríamos huir del clásico formato de documental con entrevistas y locuciones. “El viaje de Susu” está construido con secuencias, como una película de ficción. La diferencia es que aquí las secuencias son trocitos de la realidad. Conseguir atrapar esos trocitos de realidad no es tarea fácil. Obviamente la sola presencia de una cámara y un micrófono condiciona inmediatamente la realidad. Los actores profesionales lo son porque son capaces de comportarse como si esa cámara y esos micrófonos no estuviesen allí. El gran reto de un documental como este reside en conseguir que gente normal se olvide de la cámara y viva su vida. Tras horas y horas de grabación creemos que lo hemos conseguido. No hemos tenido a actores, hemos tenido a personas reales, vivas.


EL PROBLEMA SAHARAUI

Hablar del problema saharaui tiene siempre connotaciones políticas. En este documental hemos huido conscientemente de ellas. Y no lo hemos hecho por miedo a no ser políticamente correctos (odiosa expresión e idea) sino porque nuestro protagonista es un niño, y los niños no entienden de política. Hemos sido conscientes además de que lo mejor que podíamos hacer por la causa saharaui era dejar que las imágenes hablasen por si solas. Esperamos sinceramente que este documental pueda aportar un granito de arena en la causa del pueblo saharaui.

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