viernes, abril 22, 2005
SINOPSIS
Susu es un niño saharaui. Vive en un campamento de refugiados en el desierto, al sur de Argelia. Sus padres llegaron allí en 1976 huyendo de la invasión marroquí del Sahara accidental, huyendo de lo que se conoce como “la marcha verde” La vida en estos campamentos es muy dura, especialmente en verano, cuando la temperatura llega a los cincuenta grados a la sombra. Existe un programa de ayuda humanitaria que consigue que estos niños pasen sus vacaciones lejos de este infierno. Susu se ha apuntado por primera vez a este programa. Por primera vez en su vida va a salir del desierto, por primera vez en su vida va a ver la hierba, la montaña, el mar...
Suso is a saharawi child. He lives in a refugee camp in the Southern Algeria desert. His parents arrived here in 1976 fleeing from the Moroccan invasion of Western Sahara, fleeing from what is known as “The Green March”.
Life in these camps is very hard, especially in summer when temperatures reach 50 degrees in the shadow. There is a humanitarian aid program that allows these children to spend a holiday away form this inferno.
Suso has put his name down for the program for his first time. For the first time in his life he is leaving the desert. For the first time he will see the grass, the mountains, the sea …
NOTAS DEL DIRECTOR
LA PRODUCCIÓN
La idea de este documental (seguir minuto a minuto la vida de un niño saharaui que viene a pasar sus vacaciones a España) es sencilla, pero su producción no lo ha sido. No es fácil trabajar en el desierto, con temperaturas de 48 grados a la sombra y tormentas de arena. No es fácil trabajar con niños, y menos si sólo hablan hassanie. Y no es fácil tampoco encontrar una familia española que esté dispuesta a que dos tipos les sigan a todas partes con una cámara y un micrófono durante todo el verano. Pero hemos tenido suerte y hemos conseguido lo que queríamos. Es verdad que muchas veces hemos estado al borde del desastre, con la mitad de nuestro material técnico perdido por los aeropuertos argelinos o retenidos por los militares por rodar en sus instalaciones. Pero al final nada de eso tiene importancia. Cuando te sientas frente a la pantalla y ves a Susu viendo el mar por primera vez, piensas que todo ha merecido la pena.
Susu ha vivido un verano inolvidable. Estoy convencido de que pocas experiencias en su vida le van a impresionar y a marcar tanto como lo ha hecho este viaje al “mundo civilizado”. Me siento un enorme privilegiado por haber podido vivir esas experiencias junto a él y espero haber sido capaz de transmitir en el documental al menos una pequeña porción de esas emociones.
LA DIRECCIÓN
Desde que empezamos a trabajar en el proyecto teníamos claro que queríamos huir del clásico formato de documental con entrevistas y locuciones. “El viaje de Susu” está construido con secuencias, como una película de ficción. La diferencia es que aquí las secuencias son trocitos de la realidad. Conseguir atrapar esos trocitos de realidad no es tarea fácil. Obviamente la sola presencia de una cámara y un micrófono condiciona inmediatamente la realidad. Los actores profesionales lo son porque son capaces de comportarse como si esa cámara y esos micrófonos no estuviesen allí. El gran reto de un documental como este reside en conseguir que gente normal se olvide de la cámara y viva su vida. Tras horas y horas de grabación creemos que lo hemos conseguido. No hemos tenido a actores, hemos tenido a personas reales, vivas.
EL PROBLEMA SAHARAUI
Hablar del problema saharaui tiene siempre connotaciones políticas. En este documental hemos huido conscientemente de ellas. Y no lo hemos hecho por miedo a no ser políticamente correctos (odiosa expresión e idea) sino porque nuestro protagonista es un niño, y los niños no entienden de política. Hemos sido conscientes además de que lo mejor que podíamos hacer por la causa saharaui era dejar que las imágenes hablasen por si solas. Esperamos sinceramente que este documental pueda aportar un granito de arena en la causa del pueblo saharaui.
LA PRODUCCIÓN
La idea de este documental (seguir minuto a minuto la vida de un niño saharaui que viene a pasar sus vacaciones a España) es sencilla, pero su producción no lo ha sido. No es fácil trabajar en el desierto, con temperaturas de 48 grados a la sombra y tormentas de arena. No es fácil trabajar con niños, y menos si sólo hablan hassanie. Y no es fácil tampoco encontrar una familia española que esté dispuesta a que dos tipos les sigan a todas partes con una cámara y un micrófono durante todo el verano. Pero hemos tenido suerte y hemos conseguido lo que queríamos. Es verdad que muchas veces hemos estado al borde del desastre, con la mitad de nuestro material técnico perdido por los aeropuertos argelinos o retenidos por los militares por rodar en sus instalaciones. Pero al final nada de eso tiene importancia. Cuando te sientas frente a la pantalla y ves a Susu viendo el mar por primera vez, piensas que todo ha merecido la pena.
Susu ha vivido un verano inolvidable. Estoy convencido de que pocas experiencias en su vida le van a impresionar y a marcar tanto como lo ha hecho este viaje al “mundo civilizado”. Me siento un enorme privilegiado por haber podido vivir esas experiencias junto a él y espero haber sido capaz de transmitir en el documental al menos una pequeña porción de esas emociones.
LA DIRECCIÓN
Desde que empezamos a trabajar en el proyecto teníamos claro que queríamos huir del clásico formato de documental con entrevistas y locuciones. “El viaje de Susu” está construido con secuencias, como una película de ficción. La diferencia es que aquí las secuencias son trocitos de la realidad. Conseguir atrapar esos trocitos de realidad no es tarea fácil. Obviamente la sola presencia de una cámara y un micrófono condiciona inmediatamente la realidad. Los actores profesionales lo son porque son capaces de comportarse como si esa cámara y esos micrófonos no estuviesen allí. El gran reto de un documental como este reside en conseguir que gente normal se olvide de la cámara y viva su vida. Tras horas y horas de grabación creemos que lo hemos conseguido. No hemos tenido a actores, hemos tenido a personas reales, vivas.
EL PROBLEMA SAHARAUI
Hablar del problema saharaui tiene siempre connotaciones políticas. En este documental hemos huido conscientemente de ellas. Y no lo hemos hecho por miedo a no ser políticamente correctos (odiosa expresión e idea) sino porque nuestro protagonista es un niño, y los niños no entienden de política. Hemos sido conscientes además de que lo mejor que podíamos hacer por la causa saharaui era dejar que las imágenes hablasen por si solas. Esperamos sinceramente que este documental pueda aportar un granito de arena en la causa del pueblo saharaui.
ALGUNAS NOTAS SOBRE EL PROGRAMA DE AYUDA HUMANITARIA
“VACACIONES EN PAZ”
En 1976 miles de saharauis se refugiaron en el sur de Argelia huyendo de la invasión marroquí del Sahara occidental (conocida como la marcha verde). Allí, en un terreno inhóspito como pocos, sin agua y con unas temperaturas que en verano superan los 50 grados a la sombra, fundaron varios campamentos de refugiados.
Hoy día, más de 25 años después, los saharauis siguen refugiados en esos campamentos. En ellos han visto nacer y crecer a sus hijos primero y ahora a sus nietos.
Dado que no existe ninguna posibilidad de desarrollar una economía propia en ese árido terreno, los saharauis sobreviven exclusivamente gracias a los programas de ayuda humanitaria.
Dentro de estos programas se encuentra “vacaciones en paz”. El objetivo de este programa es conseguir que los niños saharauis pasen sus vacaciones fuera del infierno en que se convierten los campamentos en verano.
El año pasado cerca de nueve mil niños salieron de los campamentos para pasar sus vacaciones en otros países, principalmente en España. Las ventajas de estas vacaciones son muchas y compensan ampliamente a los inconvenientes.
Entre las ventajas podríamos enumerar las siguientes:
Cómo ya hemos mencionado las temperaturas en verano en el desierto del sur de Argelia alcanzan los 50 grados a la sombra. (Mientras se rodaba el documental la temperatura alcanzó los 48 grados. La sensación de ahogo a esa temperatura es indescriptible. Baste decir que el agua potable está caliente como un té, que los objetos metálicos queman, o que al coger el termómetro para ver la temperatura esta baja inmediatamente, refrigerado por los 36,5 grados del cuerpo humano)
Obviamente, por mucho que se esté acostumbrado, en esas condiciones no se puede vivir. Salir de allí siempre será algo positivo.
Otra virtud del programa vacaciones en paz es que consigue que los niños conozcan otras culturas y otras gentes. Los campamentos de refugiados son un lugar aislado del resto del mundo. (Suele haber un teléfono para todo el campamento y en muy pocos hogares hay radio o televisión. Ningún campamento tiene red eléctrica, la energía proviene de placas solares cedidas por la ayuda humanitaria o de pequeños generadores).
No debemos olvidar que también para las familias españolas la acogida de niños saharauis supone la posibilidad de conocer una cultura y un pueblo muy distinto del nuestro. En ese sentido el programa es un auténtico intercambio cultural. Para fortalecer este intercambio se intenta establecer un vínculo entre las dos familias, la saharaui y la española. En invierno, por ejemplo, se suelen organizar viajes a los campamentos para las familias españolas.
El programa vacaciones en paz consigue también que los niños reciban una atención médica adecuada. Aunque las organizaciones humanitarias están haciendo un gran esfuerzo en ese terreno, en los campamentos las condiciones sanitarias son precarias.
Hablando ahora de los posibles inconvenientes del programa el más citado es el trauma que puede suponer para un niño el conocer un mundo mejor que el suyo y luego tener que regresar a los campamentos. Esto es cierto sólo en una pequeña medida, no debemos olvidar que en el desierto está lo más importante de la vida de estos niños, están sus familias y sus amigos.
Es verdad que enseguida echarán de menos todas las comodidades que tenían en occidente. Pero ¿por qué damos tanta importancia a esas comodidades? ¿No son más importantes las relaciones humanas? ¿No tenemos también mucho que aprender en el deshumanizado “primer mundo”? Además ¿no es muy cínico pensar que los niños, ya que no pueden tener esas comodidades, es mejor que no las vean?
El hecho de que conozcan este otro mundo siempre les servirá de estímulo para luchar por salir adelante.
En España hay decenas de asociaciones de ayuda al pueblo saharaui. Son estas asociaciones las que se encargan de organizar toda la parte española del programa. Es decir, se ocupan de buscar financiación para el viaje de los niños, de buscar familias que los quieran acoger, de recoger a los niños en el aeropuerto y entregarlos a las familias de acogida, etc. Muchos ayuntamientos y comunidades autónomas ayudan económicamente. Las familias que acogen a los niños no tienen que hacer desembolso alguno.
Para informarse sobre el tema lo mejor es llamar a la DELEGACIÓN SAHARAUI PARA ESPAÑA TEL. 91 467 72 54 o a la ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL PUEBLO SAHARAUI teléfono 91 531 28 29 http://www.nodo50.org/saharamad/
“VACACIONES EN PAZ”
En 1976 miles de saharauis se refugiaron en el sur de Argelia huyendo de la invasión marroquí del Sahara occidental (conocida como la marcha verde). Allí, en un terreno inhóspito como pocos, sin agua y con unas temperaturas que en verano superan los 50 grados a la sombra, fundaron varios campamentos de refugiados.
Hoy día, más de 25 años después, los saharauis siguen refugiados en esos campamentos. En ellos han visto nacer y crecer a sus hijos primero y ahora a sus nietos.
Dado que no existe ninguna posibilidad de desarrollar una economía propia en ese árido terreno, los saharauis sobreviven exclusivamente gracias a los programas de ayuda humanitaria.
Dentro de estos programas se encuentra “vacaciones en paz”. El objetivo de este programa es conseguir que los niños saharauis pasen sus vacaciones fuera del infierno en que se convierten los campamentos en verano.
El año pasado cerca de nueve mil niños salieron de los campamentos para pasar sus vacaciones en otros países, principalmente en España. Las ventajas de estas vacaciones son muchas y compensan ampliamente a los inconvenientes.
Entre las ventajas podríamos enumerar las siguientes:
Cómo ya hemos mencionado las temperaturas en verano en el desierto del sur de Argelia alcanzan los 50 grados a la sombra. (Mientras se rodaba el documental la temperatura alcanzó los 48 grados. La sensación de ahogo a esa temperatura es indescriptible. Baste decir que el agua potable está caliente como un té, que los objetos metálicos queman, o que al coger el termómetro para ver la temperatura esta baja inmediatamente, refrigerado por los 36,5 grados del cuerpo humano)
Obviamente, por mucho que se esté acostumbrado, en esas condiciones no se puede vivir. Salir de allí siempre será algo positivo.
Otra virtud del programa vacaciones en paz es que consigue que los niños conozcan otras culturas y otras gentes. Los campamentos de refugiados son un lugar aislado del resto del mundo. (Suele haber un teléfono para todo el campamento y en muy pocos hogares hay radio o televisión. Ningún campamento tiene red eléctrica, la energía proviene de placas solares cedidas por la ayuda humanitaria o de pequeños generadores).
No debemos olvidar que también para las familias españolas la acogida de niños saharauis supone la posibilidad de conocer una cultura y un pueblo muy distinto del nuestro. En ese sentido el programa es un auténtico intercambio cultural. Para fortalecer este intercambio se intenta establecer un vínculo entre las dos familias, la saharaui y la española. En invierno, por ejemplo, se suelen organizar viajes a los campamentos para las familias españolas.
El programa vacaciones en paz consigue también que los niños reciban una atención médica adecuada. Aunque las organizaciones humanitarias están haciendo un gran esfuerzo en ese terreno, en los campamentos las condiciones sanitarias son precarias.
Hablando ahora de los posibles inconvenientes del programa el más citado es el trauma que puede suponer para un niño el conocer un mundo mejor que el suyo y luego tener que regresar a los campamentos. Esto es cierto sólo en una pequeña medida, no debemos olvidar que en el desierto está lo más importante de la vida de estos niños, están sus familias y sus amigos.
Es verdad que enseguida echarán de menos todas las comodidades que tenían en occidente. Pero ¿por qué damos tanta importancia a esas comodidades? ¿No son más importantes las relaciones humanas? ¿No tenemos también mucho que aprender en el deshumanizado “primer mundo”? Además ¿no es muy cínico pensar que los niños, ya que no pueden tener esas comodidades, es mejor que no las vean?
El hecho de que conozcan este otro mundo siempre les servirá de estímulo para luchar por salir adelante.
En España hay decenas de asociaciones de ayuda al pueblo saharaui. Son estas asociaciones las que se encargan de organizar toda la parte española del programa. Es decir, se ocupan de buscar financiación para el viaje de los niños, de buscar familias que los quieran acoger, de recoger a los niños en el aeropuerto y entregarlos a las familias de acogida, etc. Muchos ayuntamientos y comunidades autónomas ayudan económicamente. Las familias que acogen a los niños no tienen que hacer desembolso alguno.
Para informarse sobre el tema lo mejor es llamar a la DELEGACIÓN SAHARAUI PARA ESPAÑA TEL. 91 467 72 54 o a la ASOCIACIÓN DE AMIGOS DEL PUEBLO SAHARAUI teléfono 91 531 28 29 http://www.nodo50.org/saharamad/